15 sept 2010

EDIMBURG



Un alto en el camino en nuestro viaje a las Higtlands y a las Islas Hebridas, esta ciudad por si sola, merece un capitulo aparte.

La primera impresión es la de una ciudad fascinante, no demasiado grande pero la medida suficiente para ser la capital de Escocia.



Posee edificio victorianos de gran belleza y barrios enteros que se extiende mas allá de la Old Twon edificados con las típicas casas con jardín tan abundantes en todo el país.



Muchas de estas casitas hoy en día están dedicadas al turismo y la mayoría de ellas ostentan el letrero de B&B Bed and Breakfast, donde tuvimos la suerte de alojarnos durante todos los días que estuvimos visitando ese hermoso país.



La Old Town donde se encuentran todas los rincones y callejuelas de la vieja Edimburgo y la famosísima Milla Real, la calle más conocida de la Old Town, donde se encuentran gran cantidad de Pub y Restaurantes así como la gran mayoría de tiendas de souvenirs y objetos típicos del país abundan los sitios donde te ofrecen los Kilts o faldas escocesas así como objetos de estética celta y boinas y bufandas escocesas, todo para turistas.



Esta calle de aproximadamente una milla (de ahí el nombre) se extiende desde la puerta del Castillo de Edimburgo hasta el Palacio Real de Holyrood, en su parte central se cruza con la Nicolson Street y a la izquierda con dirección hacia el Palacio de Holyroodhouse se halla el North Bridge que nos llevara hasta la plaza de Waterloo y la Princes Street centro comercial y neurálgico de la ciudad.



En la plaza podemos ver el emblemático hotel Balmoral que con su torre del reloj se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad, cerca de alli podemos admirar el monumento a Walter Scott y el Parque Princes Garden con unas fantásticas vistas a la Old Town y al castillo construido encima de una colina resto de un antiguo volcán que junto a otro situado en la parte opuesta dan el perfil característico de la bella ciudad.



Una vez que recorrimos todos estos rincones del centro de la ciudad, nos dirigimos a la colina Calton, donde se contemplan unas magnificas vistas de toda la ciudad, en esa misma colina se encuentra el Observatorio de Edimburgo, el National Monument que recuerda a un templo romano y la impresionante columna erigida en memoria del Almirante Nelson.



El castillo de Edimburgo merece una visita con calma, pues la historia de Edimburgo y de Escocia es tan rica en acontecimientos que en un solo libro por extenso que fuera seria imposible contener toda la memoria de un pueblo tan interesante y especial como lo fue y sigue siendo el pueblo escocés.



Podría alargarme mucho más en describir esta sorprendente ciudad, pero posiblemente me haría pesado pues el único modo de conocer bien un paisaje es adentrarte en el y compartir algunos día las inquietudes de sus pobladores.



Otro dia os describo mis impresiones de las indescriptibles Hightland y las fascinantes Isla Hebridas.


Conde de Queralbs

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