Mi intención era ir en solitario hasta Marrakech y desde allí acercarme hasta el pie del Tubkal, pues más adelante tengo previsto subir a la cima de esta montaña.
Comentándole a mi hija Irene mi intención de desaparecer por unos días me comunico sus ganas de hacer este viaje en mi compañía, me pareció una buena idea ya que de esta manera tenia la oportunidad de pasar unos días con mi querida hija y aprovechar para pasar el día de su cumpleaños en tan maravillosa ciudad.
A última hora también se apunto a la escapada, Montse mi ex pareja y buena amiga de Irene.
Y así fue como los tres partimos rumbo a la ciudad del Sur.
A pesar del tiempo pasado desde la ultima vez que estuve en esa ciudad, pronto descubrí que me venia a la mente la situación de todas sus calles como si hiciera solo unos días que me hubiera ausentado.
Una vez dejamos nuestros equipajes en el Hotel Hicham situado en el Barrio de Gueliz nos dirigimos a pie a través de
Una vez llenado nuestros estómagos reanudamos nuestro camino hacia
Si vais a primeras horas de la mañana a esta Plaza, parece mentira que en su grandiosidad y soledad, pueda convertirse horas mas tarde en aquella amalgama de personajes, contadores de cuentos, malabaristas, encantadores de serpientes, bailarines de danzas desconocidas e infinidad de vendedores de toda clase de frutos, caracoles, dulces etc.etc.
Comer en esto entoldados es una experiencia única, la comida es aceptable siempre que no seas demasiado exigente en normas de higiene. Nunca se te ocurra preguntarte de donde sacan el agua para lavar las verduras o los platos y cubiertos donde te sirven la comida.
A mi concretamente me entusiasman los caracoles que preparan en la Plaza y cada noche antes de cenar, Irene y Montse me acompañaban a zamparme una o dos raciones de tan exquisito manjar, mientras ellas miraban con cara de asco.
En una de estas correrías de exploración hallamos un Riad llamado Mogador, situado a 2 pasos del centro de La Plaza y donde a parte de comer muy bien y a buen precio, nos enseñaron las instalaciones que me hicieron desear alojarme allí la próxima vez que vuelva a Marrakech.
Otro de los simbolos de esta exótica ciudad es el minarete de la Koutoubia, situado muy cerca de La Plaza y visible desde casi cualquier sitio, la imagen de este minarete con el ocaso o la puesta del sol es una visión difícil de olvidar, aunque su silueta nos hace recordar a su hermana gemela la Giralda de Sevilla su situación en tan emblemático lugar hace que este rodeada de una magia única e irrepetible.
Los jardines que rodean esta mezquita hacen de este lugar y su entorno un agradable espacio para pasear sin el agobio de
Perdidas en este laberinto de callejuelas podemos encontrar algunas Mezquitas y fuentes muy interesantes.
Digno de visitar esta el Palacio El Bahia, al lado del Barrio Judío y no demasiado lejos El Palacio de El Badi, este ultimo aunque en ruinas todavía contiene muestras de su pasado esplendor, llamado el Incomparable, fue una de las grandes joyas del imperio musulmán.
Vale la pena que saliendo de las murallas de la ciudad por la Avenida de La Menara os acerquéis a estos hermosos jardines que aunque solo se trate de una gran extensión de árboles plantados muy alineados alrededor de un palacete situado a orillas de un embalse artificial, tiene en su simplicidad una gran belleza y le da al visitante que los contempla una gran paz y serenidad.
La noche de la despedida fuimos una vez más al local de
Me quedan sus sabores, sus olores, sus tes de menta y sus gentes de otra época.
¡HASTA LA VISTA, CIUDAD MAGICA!
Conde de Queralbs.Marrakech2008
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